Merlí: Como el enmascarado de Wedekind en la Dirección de la cura de Lacan
Presentación
La serie catalana Merlí se centra en la vinculación de un
profesor de filosofía y un grupo de adolescentes que constituyen la clase de
primero del instituto ÀNGEL GUIMERÀ.
Nos centraremos en la relación
con un alumno en particular Iván, que presenta la problemática de abandono escolar
y reclusión en su hogar. En la serie lo plantean como agorafobia y es Merlí
quién se encargará por propia decisión y rompiendo lo establecido por los
directivos del instituto, de ayudar a Iván.
Merlí se presenta como un
personaje rebelde y astuto, lo esencial será el rol que ejercerá en la vida no
solo de los adolescentes sino de los padres y los demás profesores del
instituto.
En la primera clase dice a los
jóvenes:
“La filosofía es poner
patas arriba todo lo que damos por sabido. En contra de lo que piensa mucha
gente los adolescentes no son tontos, lo que pasa es que están dormidos no
levantan el culo de la silla a menos que les saquen el celular, los quiero ver despiertos
con las antenas puestas, atentos a lo que pasa a su alrededor.
Preparados para asumir las contradicciones y las dudas que plantea la vida
y para afrontar las adversidades y, sobre todo, como en esta vida no siempre se
gana para aprender de las derrotas.”
En la charla grupal luego de
clases los alumnos aluden que “Merlí les gusta” que les cae bien, posiblemente el
primer acercamiento de Merlí tocó algunas fibras íntimas de los jóvenes que
ningún adulto puede hacer vibrar.
¿Representa Merlí, para los
jóvenes, a alguien que puede esclarecer algo de aquello que no funciona en sus
vidas?
Vayamos a lo trabajado en
clase y tomemos algún texto de la cátedra para relacionar. Merlí como el
enmascarado de “El despertar de la primavera” de Wedekind (1891) parece lograr
conectar internamente en los jóvenes aquello que brinda la posibilidad de
entender, asumir, elaborar, y así crear sus propios juicios sobre su propia
vida y los demás.
Tanto en el Enmascarado como
en Merlí vemos ese tipo de contacto con adolescentes. Merlí inserto en el
ámbito educativo y como referente, ofreciéndose como promotor de una
construcción, si bien lo hace desde conceptos filosóficos y desde la
intelectualización de deseos, resolución de conflictos y posturas o puntos de
vista sobre: la sociedad, el sistema capitalista, la posición adulta, la
sexualidad, etc.
A la vez ambos son metáfora del padre, vale
decir, de esa imagen paterna que otorga los títulos para expandir el deseo más
allá de la madre y que direcciona hacia la exogamia.
Nos podemos atrever a decir
que Merlí da significación y así posibilita, en los adolescentes, abrir el
espectro de elecciones promoviéndolos a pensar, a cuestionar; les brinda la
posibilidad de ser críticos y de elaborar sus propios juicios internos pudiendo
a partir de allí actuar, transformando la realidad que los oprime desde aquello
establecido por los mandatos familiares, sociales y culturales, por las
reglamentaciones institucionales y por la direccionalidad del mundo de los
adultos.
Encuentro con Iván
En la primera clase al tomar
lista de asistencia Merlí nota la ausencia de Iván y consulta al grupo, el Freak,
el nerd es la etiqueta que se otorga grupalmente a Iván y se nota que Merlí
pone atención a eso.
En dialogo con el director se
le informa que Iván es hijo de madre soltera, que no se integraba al grupo y se
ausentaba de las clases hasta que dejó de concurrir por completo.
Merlí, a pesar de que la
designación de profesor de apoyo domiciliario era para otro profesor (Eugeni),
roba la dirección y asiste al domicilio de Iván.
Se encuentra en la puerta del
departamento a la madre de Iván intentando convencerlo para que abra, Merlí se
hace cargo de la situación y pasa un largo rato hablando tratando de convencer
a Iván que lo deje pasar.
Desde el texto de Lacan (1958)
“La dirección de la cura y los principios de su poder” analizaremos algunos
puntos de esta tarea que realiza Merlí con Iván, siempre teniendo en cuenta que
esta relación no se trata de una consulta psicoanalítica.
¿Quién analiza hoy?
Comencemos por decir que Merlí
realmente se interesa por la situación de Iván y concurre incluso sin ser
asignado para tal tarea, vale decir, pone su persona, su cuerpo para asistir a
casa de Iván y llevar adelante el restablecimiento del joven.
En segundo lugar, se comunica,
puerta mediante, a través de palabras. Merlí usa palabras que intenten de
alguna manera mover a Iván a llevar adelante una acción: abrir la puerta.
Que podemos decir de la falta
en ser, de aquello esencial en el juicio más íntimo del analista, que Merlí en
el momento de rendirse, luego de un largo rato contando anécdotas filosóficas,
no emite ningún tipo de reacción frente al mutismo de Iván, sólo deja de
hablar, se para y comienza a marcharse. Esta retirada sin reproches, ni
intentos de convencimientos, de alguna manera le da mínima consistencia y
direccionalidad al deseo de Iván quién ante la postura de Merlí de poner su
cuerpo, darle movimiento a la cadena significante y mostrar esta modalidad de quién
fue vencido, en este caso por agotamiento, donde solo se retira del lugar sin
más, lugar del muerto, ofrece algo muy distinto a lo que los demás intentan.
Cuando Eugeni va a casa de
Iván, le dice:
-No hagas de cuenta que no
estás. Tú madre se enojará si no abres.
Golpea la puerta con violencia
y grita:
- ¡Iván! ¿Eres tonto o qué?
Iván observa por la mirilla la
retirada de Eugeni y para sorpresa de todos Merlí está dentro del departamento
con Iván.
En cierta forma lo que Merlí
lleva adelante, si bien sabemos que no es un análisis, se relaciona con este
primer punto del texto de lacan.
¿Cuál es el lugar de la
interpretación?
La interpretación produce algo
nuevo, teniendo en cuenta que el inconsciente tiene la estructura de un
lenguaje, sus leyes y que los significantes tienen efecto en el advenimiento
del significado.
Merlí desde aquello que puso
en juego en el punto anterior, vale decir, poner el cuerpo, darle movilidad a
la cadena significante y esbozar algo de la falta en ser, logró un efecto, que
Iván abriese la puerta y mostrara su rostro dando lugar a ser visto y lo deje
pasar al departamento, delata que algo de la transferencia se ha puesto en
juego en la corta relación entre Iván y Merlí.
Y como dice Lacan sobre las
críticas realizadas a Freud, acerca de sus casos del Hombre de las ratas y Dora,
donde empieza el análisis conduciendo a estos pacientes hacia su posición en lo
Real, tratando de mostrar que están demasiado bien adaptados y que son ellos
quienes participan de la construcción de sus síntomas. Dice Lacan, Freud
reconoció rápidamente que ese era el principio de su poder, no distinguible de
la sugestión. Reconociendo a la vez que la única forma de resolver el problema
era no usar ese poder sino dar lugar al desarrollo de la transferencia y luego a
la interpretación.
Merlí en su primera clase con
Iván realiza, a través de la metáfora de la caverna de Platón, una interpretación
y a la vez se ofrece como amo, así lo plantea Alicia Hartmann (2000) en el
texto “La dirección de la cura en el límite con la subjetividad” citando a Jean
Jacques Rassial quien presenta estos momentos en la posición del analista:
adulto, amo o cómplice. Como amo no en el sentido del discurso del amo de Hegel
sino en el lugar de maestro, consejero o padre faltante intentando sostener una
legalidad o un alojamiento. Lugar en el que se entremezclan las tres posiciones
podemos decir de acuerdo a la situación.
¿Cómo actuar con el propio
ser?
En el segundo encuentro Iván
se ve inhibido a pronunciar palabra. Escribe en un cuaderno las respuestas a
Merlí. Este le dice que podría estar pasándola bien en lugar de estar en esa
situación, Iván escribe en el cuaderno que se vaya y este no acepta, Merlí es
el que apoya la demanda en silencio, espera para que así reaparezcan los
significantes de Iván, no para frustrarlo. Finalmente, Iván habla:
-Sólo tienes una vida.
Iván en la relación con su
madre se encuentra entrampado. Es el otro el que confirma quien es él. Merlí lo
nota en el decir de la madre de Iván:
-Tienes comida en el
refrigerador.
-Si pasa cualquier cosa me
llamas y vengo.
-No te pases todo el día en
internet.
- ¿Cómo estás del resfriado?
-Subiré la calefacción.
Y dice Merlí:
¿A qué hora le doy la papilla?
Donde se aprecia la molestia
de la madre por mostrar a Iván como un bebé, y donde nosotros podemos agregar,
ubicado en el lugar de falo de la madre. Dejando en claro el atrapamiento de
Iván en el deseo de la madre. Sostenido por el goce del Otro.
En la medida que Iván se hace
objeto de la madre aparece la mortificación, el sufrimiento y la patología.
Sabemos que el sujeto podría consistir en el ser de dos formas:
Como objeto (el deseo se
reduce a necesidad)
Como significante
Hay que tomar el deseo a la
letra
Iván ubicado en esa patología,
le exige a su madre que tenga un deseo fuera de él, ya que para desplegar su
identificación necesita espacio en el Otro. Busca generar espacio en el Otro,
al que percibe como no barrado.
Lo que está en juego es la
carencia de ser. Y Merlí intenta preservar el lugar del deseo de Iván en sus
encuentros. ¿Cómo lo ha hecho hasta ahora? Frustrando la demanda y logrando que:
o
Abra la puerta
o
Se deje ver
o
Lo deje pasar al departamento
o
Se desinhiba la palabra
o
Se ponga en palabras su lugar de bebé donde
está ubicado como falo de la madre
Así podemos decir: Merlí
trabaja con la identificación al falo de Iván, vale decir, con ser o no ser el
falo de la madre donde deberá aceptar que no es ninguna de las dos posibilidades,
sino que pase a tener o no tener el falo.
Cuando Merlí le propone salir,
transformar el mundo, que vaya al psicólogo, después que Iván plantea que está
bien informado y no necesita salir del departamento. Le dice:
-Tu madre prefiere que te
quedes aquí, en la cueva, encerrado. Que no te pase nada. A mí no me das pena.
Devela el deseo de la madre.
Lo convence y salen diez
pasos. La madre desde el bar lo ve y corre desesperada:
¿Qué hiciste lo sacaste sin mi
permiso? Lo sacaste sin mi permiso.
Merlí:
-Si tengo que esperar tu
permiso, tu hijo se quedará 30 años en casa.
La madre defiende su posición
y enfrenta a Merlí:
- ¿quién te crees que eres?
- ¿Cómo te atreves a sacarlo de
casa? Está enfermo. ¿Así quieres ayudarlo? No vuelvas nunca más a mi casa.
Observamos en estas
preocupaciones de la madre de Iván por sus cuidados, en casi todas las escenas,
algo expuesto por Rubén María Dimarco (1999) en el texto “La repetición:
Presencia del analista entre lo idéntico y lo nuevo” en cada preocupación de
Miriam, si bien parecen distintas y novedosas, se presentan como una repetición
de algo que subyace y que Merlí poco a poco leerá y utilizará para resolver el vínculo
enfermizo entre Miriam y su hijo Iván, vale decir, la obturación del deseo de
Iván, tomado y dominado por el deseo de Miriam.
Merlí vuelve luego de este
suceso en la calle. Y plantea que no se dará por vencido ante la negativa de la
madre. Y dice:
Merlí: -Dime ¿a qué edad
piensas decirle que salga?
Madre: -Ahora es demasiado
pronto
Merlí: -¿Y tú Miriam? ¿Te
miraste? De la casa al bar del bar a la casa. ¿Haces algo más durante el día
aparte de lamentarte y trabajar? Eres un alma en pena.
Y recibe un cachetazo, Merlí
se sostiene en su falta en ser, como si el golpe no le hubiese afectado y dice:
-Tú y yo somos lo único que
tiene Iván. O somos positivos los dos y confiamos en él o dentro de un año
tendremos la misma charla. Estás aislada. Estás encerrada en tu trabajo. Pero
si eres una mujer muy linda, si podrías comerte el mundo. Iván tiene que ver
que te dedicas a cuidarte. Distráete, ¡Sal! ¡Sal! Tú también te ahogas aquí en
casa. Libérate de tu hijo. Iván se sentirá más fuerte. Y te aseguro que acabará
yendo él solo cada día a la escuela.
Sin duda Merlí reorienta el
deseo de Miriam, estableciendo que así Iván será liberado de este atrapamiento,
e insiste con redireccionar su deseo exogámico también. Abandonando el lugar de
falo de la madre producido por una reedición edípica (Hartmann 2000).
Como expone Rassial (1999) en “Los
Padres del adolescente”, las crisis de los hijos implican también una crisis
para la organización familiar, obligando a los padres a reinventar su lugar.
Cosa que se puede observar también en Miriam quien no quiere soltar a Iván al
mundo porque el suyo se desmoronaría.
Después de esta reorientación
de Merlí, Miriam aparece como entusiasmada ante la propuesta de redireccionar
su deseo, habla con Iván y le plantea que Merlí continúe.
Miriam: -Iván hasta ahora
estábamos solo tú y yo solos en esto. Merlí nos está ayudando. Quisiste que
fuera tu profesor.
Iván: -Dentro de esta casa,
pero fuera no, viste como me puse. No respiraba bien, no, no.
Miriam: -Lo sé, lo sé, pero
quiero hacerte una pregunta ¿Estás mejor ahora que el primer día que vino
Merlí?
Iván: -Estoy muy mal mamá. Lo
viste tú y lo vio todo el mundo.
Miriam: -No me has contestado.
¿Estás mejor?
Iván: -Estoy mejor aquí en
casa. Tranquilo, sin ataques. Sin el pánico de mierda.
Miriam: -Por favor Iván
contesta solo si o no. La pregunta es muy sencilla. ¿Estás mejor ahora que
cuando vino Merlí?
Iván: -Sí
Ahora debemos pensar en el
lugar de Merlí en la trama Miriam-Iván. Sabemos que Miriam es madre soltera, no
hay para Iván figura de padre, Merlí vendrá a cumplir una función, la de
enlazar lo simbólico y lo imaginario. Lacan, al considerar al Nombre del Padre
como una función, nos da la posibilidad de pensar la distancia que hay entre el
padre como función simbólica y el padre como existente. El Nombre-del-Padre
consiste en la puesta en regla del sujeto con respecto a su deseo, al juego de
los significantes que lo animan y constituyen su Ley.
Sentados en la vereda Merlí le
dice a Iván:
Merlí: - ¿Sabes que es muy
linda tu madre?
Iván: -Pero ¿Qué demonios
dices? ¿No estarás intentando nada?
Luego le plantea:
Merlí: -Tu madre seguramente,
ya tiene novio.
Iván: -No maldición, mi madre
vive conmigo y no está con nadie.
Merlí: - Los hijos creen que
los padres y las madres les pertenecen. Los padres y las madres tienen vida
propia. Tenemos vida sexual, tenemos deseos ¡Tú madre hace sexo!
Iván: -Puedes callarte de una
puta vez
Después de esto el deseo de
Iván parece redirigirse, quiere ir a la fiesta del instituto y le pide a su
madre que le corte el cabello. Merlí no le permite y le pide ir poco a poco.
Así Pol lo visitará, promovido
por Merlí, para estudiar y poco a poco en ese restablecimiento del vínculo se
producirá la decisión para llegar por sus propios medios después de la invitación
grupal telefónica.
Volvamos a la comparación de
Merlí con El Enmascarado, en ambos casos es la figura de un adulto, dijimos el
lugar del amo según Alicia Hartmann (2000), que funciona como alguien que impone
la ley del falo, una regulación que otorgue la posibilidad de poner palabras,
construir un borde, a aquello que, si quedara por fuera de la ley, resultaría
inarticulable para Iván:
“El Enmascarado es la metáfora encarnada de la
imagen paterna” (Sergio Zabalza 2010)
“Falo significante,
mortificando lo simbólico y haciendo agujero en lo real, apuesta a la vida.
Vida que habrá de llegar al puerto de la muerte después de haber pasado por los
desfiladeros de la sexualidad.” (Silvia Amigo, 1998).
En la obra de Wedekind (1891)
es Melchor quien estaba condenado a morir como Wendla y Mauricio a la sombra de
sus objetos perdidos que caen sobre su yo. El Enmascarado posibilita que se desprenda
de esos objetos dándole la posibilidad de elegir la vida.
Lacan dice que es el
Enmascarado, el que salva a Melchor de las propuestas cínicas (Zabalza 2010) y
fatales de Mauricio y plantea:
“Entre los Nombres-del-Padre existe el del Hombre
enmascarado” (Lacan 1974)
Esto nos hace pensar en la importancia de la intervención
de las figuras parentales o sus sustitutos, como el caso de Merlí, para dar a
los adolescentes acompañamiento y contención, amparándolos pero sin retenerlos,
de modo que puedan desligarse de sus objetos edípicos y atravesar el encuentro
con lo real de la sexualidad y con el otro sexuado en la exogamia, dentro del
registro simbólico o del registro imaginario, sin responder ante ese real, con
lo real de la acción que los arrastre a la muerte.
Encontramos On line un trabajo
de Silvia Amigo (2017) en Diario Literal Digital que refiere a algo de lo que le
ocurre a Iván:
“Hay padres que, por su propio
malentendido estructural, no pueden re-investir a sus retoños bajo las nuevas
vestiduras que esta etapa les proporciona, y siguen tratándolos como niños.
Muchas veces el Otro de la historia, que venía invistiendo con amor al niño o
niña, vira a la hostilidad abierta, al rechazo, no pudiendo investir al joven
sexuado en que se ha transformado su retoño. Momento doloroso pero inevitable
de "dejar ir" al que fuera un niño hacia los brazos del Otro sexo, a
sus aventuras y sus riesgos. Suele suceder que padres o madres aceptablemente
dispuestos a dejar crecer a sus hijos en la primera infancia y la latencia
súbitamente se rehúsen a aceptar la nueva y posiblemente definitiva separación
que implica la adolescencia. Este rehusamiento puede ser acatado por el púber,
quien oculta su crecimiento y se refugia en una prolongación sine die de la
niñez.”
https://www.letrasopacas.org/2017/06/adolescencia-el-segundo-despertar.html
Es Merlí quien interviene y
permite la intrincación de las pulsiones, En “Clínica de los fracasos del
fantasma” (Silvia Amigo 1999), va a plantear la idea de Potlach,
conceptualizado por Marcel Mauss, usándolo para entender el concepto de “don”
de Lacan. Distingue el goce fálico de la significación fálica. Plantea que al deducir
un deseo en el campo del Otro hay necesidad de que el goce del Otro no angustie
al sujeto, la pregunta por el deseo es imposible. Plantea que el lugar del Otro
es ocupado por la madre, quien otorga el campo del lenguaje al bebé.
Si esa mamá no genera
aperturas y produce el corte entre su goce (fálico) y la significación que ella
le da al niño, dando lugar a la producción de un agujero que permita a la
significación fálica operar “libremente”, separada del goce fálico entonces
este goce fálico de la madre es vivido por el niño como “goce del Otro”.
Volvamos a Merlí, su intervención en general,
apuntará para lograr que Miriam vaya poco a poco renunciando a estos goces
fálicos con respecto a Iván, de manera de ir dando lugar a la apertura de la
significación fálica, para que entre ese hijo y el Otro se abra un agujero que
signifique que él no es el falo, sino que tenía esa significación inconsciente
en el deseo de ese Otro.
Iván logrará, finalmente usar
los títulos que trae en el bolsillo, y librarse del entrampamiento fálico en el
que se encontraba. En el capítulo final vemos que Iván trabaja viajando por el
mundo para la cruz roja internacional y descubre algo charlando con su madre luego
de la muerte de Merlí:
Miriam:
- La alcancía que te dí para un futuro viaje en realidad no era un regalo mío,
te la compró Merlí.
Iván:
- ¿Cómo?
Miriam:
-Sí fue cuando tú y él estaban un poco enojados. La compró y me la dió. Me
pidió que no te dijera nada y que te dijera que era un regalo mío. Él sabía que querías viajar. “Si Iván
quiere puede dar la vuelta al mundo”. Le puso un sobre con dinero…
Iván:
-¡Mamá! Merlí nunca me daría dinero.
Iván rompe la alcancía con
forma de globo terráqueo, símbolo del deseo de Iván, de conocer el mundo. Es en
ese punto donde Merlí al igual que el enmascarado, en el encuentro con Melchor
en el cementerio donde lo toma del brazo y lo saca de su lugar, discurso sin
palabras (Silvia Amigo 1999) que direcciona el deseo del joven, donde funcionan
ambos de manera similar. La estrategia de Merlí es que sea su madre quien le
regale el globo terráqueo-alcancía demarcando en Iván su propio deseo, por
fuera de su mamá.
Encuentra el sobre y dentro la
carta de Merlí:
Iván:
- ¿Ves? ¿Puedes leer la carta?
Miriam:
(Lee la carta) - Iván si estás leyendo esto es que debes estar a punto de hacer
un viaje, te conocí encerrado en la caverna, pero tú lo que necesitas es salir,
respirar aire puro.
Iván: (Lee
la carta) - Estás hecho para eso animal, recuerda las palabras de Thoureau que
te dediqué en clase: “Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente,
enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que
ella tenía que enseñar, no sea que, cuando estuviera por morir, descubriera que
no había vivido.” Iván tu objetivo tiene que ser conocer el mundo y sé que
terminarás haciéndolo. No me llames hoy llámame mañana y si tengo ganas de
verte iremos a caminar y a comer churros y me contarás a donde viajarás.
Iván se hunde en un llanto quebrado
y profundo, se abraza a su madre y nota que un búho lo observa desde el borde
de la terraza, se miran durante unos segundos y batiendo sus fuertes alas, se
dirige hacia la profundidad de la noche catalana.