Un zumbido perfora mi cráneo,
el olor amargo de tu piel pule mi tiempo en letargo.
La vibración desgasta y se transforma en voces
son gritos o aullidos?
Mi sangre como vidrio rompe mi carne y brota,
los bordes atacan, asomados laceran y aniquilan
querés abrazarme hasta la muerte?
Drena de mi boca pestilencia negra,
se filtran por mis ojos tus espúreas gárgolas arcaicas
Siento la muerte, la veo no tan cerca.
Me arranco las uñas escarbando el techo ardiente,
el cielo de fuego y el suelo cenagoso sin fin.
Caigo, me hundo, trago podredumbre, ya no respiro,
me río a gritos
y ya no me importa el mundo, su mundo
Caigo en el fondo; otra vez conmigo en mi lugar, está limpio y en silencio
comienzo de nuevo, y ahora no estás supurando.
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